27.10.11

If it's meant to be, it will be.

 Siempre pasa lo mismo. Elijo la música perfecta, el té indicado, la postura correcta, la luz necesaria y un par de pensamientos enmarañados para desarrollar en una extensa pero amena entrada en este blog, para luego sentirme bien, conforme conmigo misma por mi genial logro, digno de un algún premio literario importante, y así irme a dormir tranquilamente por unas largas y bellas ocho horas.
 Obviamente nunca sucede, hasta la parte de los pensamientos enmarañados vamos bien y se cumple regularmente, casi a diario me animo a decir, pero el resto es la parte que nunca llega. Empiezo por leer los blogs que sigo, distraerme con nuevas modificaciones de Blogger, la frustración de no poder cerrar ni una idea de las que tenía originalmente. Termina, en el mejor de los casos, con un borrador para ser subido alguna vez al blog... Pero el final más frecuente es borrar todo, odiar a los escritores, odiarme por mi gusto por escribir y odiar mi incapacidad para usar el lenguaje de una manera que me deje conforme. Y por qué no, mi incapacidad para ordenar ideas. Resaltaría lo del insomnio final, pero casi no tiene sentido porque es lo más inverosímil del párrafo anterior, dormir ocho horas de noche es algo que definitivamente queda fuera de mis posibilidades.
 Aunque vine a hablar de mi, no vine a hablar de eso. No sé por qué lo escribí, pero lo voy a dejar para que se aburran y solo sigan leyendo si les interesa.
 El destino es una de las cosas que más me llama la atención en el mundo, pero es en lo que más confío (después de mi, por supuesto). El problema yace en que aún siendo en lo que más confío, me deja mucho lugar a dudas. Una de las bases principales de mi vida en general es que las cosas suceden por algo. Nada es casual, todo pasa cuando y como tiene que pasar. (Muchas veces me tengo que esforzar para creer eso, pero es una manera interesante de ver las cosas, o por lo menos a mi me sirve). Claro está que esto ocurre solo cuando uno actúa como cree (o siente?) que es mejor o correcto (dependiendo de qué significado se les de a esas palabras). Pero, ¿Qué pasa cuando el destino falla? ¿Puede fallar? ¿Habrá que asumir que cuando "falla" es en realidad un error nuestro?
 Como siempre tengo más dudas que certezas... Que a su vez hacen que tenga más ganas de buscar respuestas que sé que probablemente no existan. Así se suceden las cosas y los días. Al final, siempre llegamos al presente.